Cuando una persona se aficiona a algo, por ejemplo al café, y por motivos varios no es capaz de procurarse dicha bebida, “agradable” y con idénticas características, crece minuto a minuto la necesidad de algo “parecido” que lo sustituya: unsucedáneo.
Igualmente, si en la vida de una mujer por motivos atribuibles a conflictos palpables o latentes de pareja, de pronto deja de tener relación con el marido; esta mujer irá, aunque de manera inconsciente, en busca de un sustituto: es decir un sucedáneo. Gran parte de los temas analizados nos demuestra que puede haber varios tipos de sucedáneos, y en algunos casos podemos afirmar que el “sucedáneo” representa el paréntesis óptimo para volver a restablecer la relación conyugar. Se volverá, como quien dice a gozar del placer del café.
Entre las motivaciones más comunes, de las muchas, que llevan a una mujer a sustituir el propio café, derivan de:
Incomprensión del matrimonio.
Dificultad a la concepción.
Autoritarismo del marido.
Crisis o fracaso financieros.
Crisis del hogar vacio.
El mecanismo más común e importante radica en el hecho que cada mujer en la vida conyugal sacrifica una parte de si misma, para dedicarse al papel “tradicional” de mujer, pretendido por el marido, pues en cierto modo lo ve “natural”. El vínculo del vivir juntos, dictado por el matrimonio o por la convivencia, siempre más frecuente hoy en día, proporciona seguridad a la pareja, dando origen a algunos mecanismos generales. El hombre intenta imponer su personalidad y sus exigencias. La mujer, debido a su miedo ancestral de abandono y de violencia intenta complacerlo con tal de que haya tranquilidad cotidiana, reprimiendo así la propia individualidad. Este “modus vivendi” no es un gran peso, ya que en las relacines de pareja, todavía tiene un poco de espacio para ella, que le permite mantener la propia personalidad. Pero desde el momento que la pareja se transforma en familia, a ella se le asigna todas las responsabilidades de la unión familiar, siendo así madre no sólo de los propios hijos y sino también del marido: no es una casualidad que algunos hombres, precisamente a partir de ese momento empiezan allamar a la mujer “mamá”. La seguridad de la unión afectiva se hace siempre más solida; el hombre, aunque si de una parte se siente en apartado, para dejar sitio al recien llegado, de la otra se siente más tranquilo sobre la idea que la mujer pueda dejarlo o que tenga algún admirador, con lo ocupada que está en cuidar al hijo, en las faenas domésticas y en su profesión. Esto hace que la mujer al no sentierse deseada por el marido como mujer, de insatisfecha cambia a inquieta; desea recuperar su propia feminidad e inevitablemente para no “implosionar” como persona, busca un sucedanio para poder “explotar” como mujer.
Lo primero que salta a la vista en todas las cartas astrales analizadas, para iniciar este estudio, es la similitud de las cartas zodiacales de los maridos o conviventes y de los sucedáneos. Si el marido presenta Plutón discordante con Marte o con la Luna, también el amante en muchisimos casos presenta este aspecto; confirmando así un pasado análogo, sobre todo en lo que atañe la parte afectiva-sesual. Se deduce de esto que cada uno de nosotros sigue la propia huella psicológica que se adquiere desde nuestras primeras experiencias afectivas, es decir aquellas vividas nuestros padres.
La figura del marido se puede intercambiar con la del sucedáneo, ya que al mismo tiempo es amante de otras mujeres. Los trazos de su carácter derivan de la relación incompleta e inmadura que ha tenido con su madre, la Luna lesionada y el alejamiento de la madrese hace problemático, al punto que se intenta sustituirla con la compañera.
Muchos son los aspectos que se encuentran en su carta astral, pero lo que más se repite es la Luna en aspecto con Neptuno, en casas o signos nepturianos, como la casa nueve - Sagitario, la casa once - Acuario, o la casa doce - Piscis. La figura materna, resulta nebulosa, no definida claramente, que pasa de momentos de extrema sensibilidad y afectuosidad a momento en los que es evasiva, sobre todo en el momento que tiene que poner límites, prohibiciones; lo que harà solo si está exasperada por la situación y precisamente por eso lo hará de forma exagerada. Por consiguiente el sujeto se acostumbra a vivir en la inestabilidad emotiva y por lo tanto, cuando inicia una relación estable, la monotonía, la cotidianidad y la seguridad de la relación lo frenan o incluso se le acaban las motivaciones para tener activa y viva la afectuosidad, motivandolo a buscar nuevos estímulos, o lo que es lo mismo nuevas relaciones.
La Luna en oposición o cuadratura con Plutón, es otro aspecto que con frecuencia se encuentra es los conflictos se derivan del rechazo total del sujeto por parte de la figura materna, de que se desencadena una relación de amor-odio, antes hacia la madre, después hacia la mujer; pasa de momentos de grande pasión, erotismo y celos a momentos del rechazo y desprecio hacia la figura femenina. En la mayoría de los casos analizados, este aspecto estímula al sujeto masculino a elegir, para su primera experiencia sesual, una mujer mucho más vieja que él, a veces hasta el doble mayor de su edad. Él vive de este modo grandes pasiones, casi violentas, porque su ingenuidad, su semplicidad van a contacto con la vivencia de la mujer experta y lo obliga a crecer de prisa para ponerse a la altura de su pareja. Reto difícil y estimulante, que se alimenta de un profundo sentido de inferioridad, que el sujeto siente por la mujer. Complejo que lo lleva a estar continuamente en competición con la figura femenina, lo que hace que esté eternamente insatisfecho de la relación que establece con ella; frustración que lo estimula a la búsqueda continua de otra mujer, la cual tendrá que estimularlo y exitarlo fuertemente, colmando de este modo el recuerdo de su primera experiencia.
Plutón opuesto o en cuadratura con Marte es otro aspecto que se encuentra frecuentemente en la carta del sucedáneo que insinúa que inconsciente en el ánimo de la persona existe ansiedaden de castración, la cual se manifiesta con el miedo de la penetración, el temos de no estar a la altura de las circunstancias. Sexualmente, esto lo lleva a frecuentar varias mujeres, precisamente porque la novedad comporta pasión, necesaria para sostener el acto sexual. Asímismo, el tener breves y numerosas relaciones es un modo de no darse a conocer y encubrir la propia inadaptación. Encontramos a Plutón en domicilio y en exaltación en: Aries, Escorpión y Géminis. Estos tres signos son los que principalmente representan la figura del sucedáneo. La primacía corresponde a Aries, que con su impresionante carga energética y sexual, apenas ve el objeto de sus líbidos; se lanza impulsivamente sobre la presa y utiliza todo su vigor para cautivarla: está siempre presente. Hará cientos de kilómetros en coche para estar, aunque sea cinco minutos, con ella. La conquista haciendola sentirse única e indispensable, la colma de atenciones y regalos. La relación inicia casi exclusivamente con la sexualidad, sólo después podría llegar el afecto. Por el ahínco que él emplea en la conquista, es por lo que es capaz sólo de tener una amante, naturalmente siempre hay excepciones, y por motivo de su irracionalidad y por meterse de lleno en la relación, siempre se llega a saber de sus amorios. Sin embargo, sucedo lo contrario a los que pertenecen o tienen acentuados elementos de Escorpión en la carta astral; las relaciones sexuales, que pueden ser más de una al mismo tiempo, son cuidadas con éxtrema lucidez y pueden permanecer ocultas toda la vida. Cuando le atrae la fémina por, la aborda sigilosamente, la estudia para comprender el mecanismo psicológico y mental para conquistarla. Si la presa es difícil, entonvces para él será un reto, un estímulo mayor para adueñarse y por lo tanto usa cualquier recurso. Su táctica consiste en atraerla a él, para después dejarla y luego retomarla, provocando así pasiones que hacen que las relaciones sean trepidantes; basadas sobre el erotismo y la sexualidad; difícilmente sobre la afectividad.
Para los Géminis o aquel que tenga acentuados elementos de este signo en su carta astral, el galateo es el momento más erótico, porque lo vive como un juego mental. Apenas ve a una fémina que le guste, de inmediato, como si de un adolescente se tratara, empieza a piropearla, con bellas palabras y todo esto se acentúa si hay alguien presente. Continua con invitaciones para ir a cenar, al teatro, al concierto, o hacer picnic o dar una vuelta en bicicleta; se divierte charlando de cualquier argumento, tanto filosófico como trivial. Cuando la fémina está decidida a tener una relación sexual con él, éste se retira (si no hay otros valores en la carta astral, que lo sostiene como Plutón unido con el Sol o con Marte).
Pero volviendo a la fémina, es decir, a ella, la cual necesita del sucedáneo para saborear el gusto del café, podemos afirmar que desde el punto de vista astrológico, la Luna es la única protagonista. Frecuentemente en la carta astral aparece una Luna Escorpioniana o unida a Plutón, una Luna en Librao unida a Saturno.
Si hipotéticamente la Luna, que simboliza a la fémina, a la feminidad, estuviera unida a Plutón, que representa la energía vital-sexual, nos encontraríamos de frente a una persona que tiene necesidad de consumar en la creatividad, en la productividad y por lo tanto en la sexualidad, la propia energía líbida.En el supuesto de que la Luna se encontrara en aspecto armónico (conjunción, sextil o trígono), nos encontraríamos delante de una mujer creátiva, decidida, que está dispuesta a luchar y ariesgar todo, a utilizar cualquier medio, en silencio, ocultando todo hecho o prueba, con tal de obtener aquello que desea profundamente y muchas veces lo consigue. Su marcada individualidad y su dignidad radica en el grado de aceptación de su personalidad por parte de su madre, que la ha hecho segura de si misma. La manera de seducir al hombre es innato en ella, su sensualidad se trasluce en su cuerpo, en su comportamiento. Cuando busca al sucedáneo coquetea par hacerse ver: acentúa su atractivo sexy, poniendose vestidos que resaltan su figura, acontinuación adopta el papel de presa, y se acerca sólamente si nota que el cazador renuncia y así poder continuar la caza. Desde el momento que retiene que ha sido conquistada, entonces establece una relación pasional-sexual muy intensa, en la que se abandona libremente. Es difícil que el compañero o el sucedáneo consiga dominarla completamente, ya que posee una fuerte y radicada individualidad.
En la carta astral de ella la triple conjunción: la Luna, Urano y Plutón se encuentran en Virgo; la Luna y Plutón en la casa quinta, mientras Urano se encuentra en la casa cuarta. La triple conjunción está opuesta a Júpiter y Piscis, en la casa décima y en trígono con Mercurio en Capricornio, en la casa 8ª y Quinconcio neutro en Saturno en la casa 9ª. Por lo tanto, podemos decir que esta mujer tiene una gran individualidad creativa y vital, un poco explosiva, pero controlada y vivida con tranquilidad, cuando la cotidianidad tiende a ser repetitiva. Sabe aprovechar las oportunidades, se organiza bien, es metódica, concisa y determinada en las decisiones. Esto hace que obtenga buenos resultados en los estudios que encuentre el trabajo que le satisface, que donde viaje use las lenguas con facilidad y que consiga en poco tiempo hacerse una profesión. Afectivamente tiende a sentirse insatisfecha porque le cuesta encontrar su media naranja; pero sin embargo cuando la encuentra toda su determinación empieza a flaquear. Encuentra su pareja a la edad de veintisiete años, encuentro fogoso pero evasivo.
Él contrastado por la cuadratura que Urano en Virgo, en la casa doce, forma con Venus en Géminis en la casa nueve, la cual le procura indecisión afectiva, acentuada aún más por la cuadratura de Venus en la Luna y Saturno, así como de la oposición de Urano en la Luna y Saturno que están situados en la casa quinta, donde la Luna está en Acuario y Saturno en Piscis. De los aspectos que la Luna y Venus forman se deduce los grandes conflictos que él tiene con la figura materna y por lo tanto con las mujeres. En efecto la relación que él tiene con la madre es de dependencia: no consigue tomar decisiones sin su consentimiento. Sea como sea, ella con su determinación lo lleva al casamiento y él gana prestigio social y económico (Júpiter en Arie, en la casa octava, en sextil con la Luna y con Saturno).
Con el matrimonio, que de todas maneras era una conclusión obvia, pues ambos presentan el Sol en la casa séptima, empiezan los primeros problemas, debido al hecho que él transfiere el papel de la madre en la mujer, con la consecuencia que las relaciones sexuales, a medida que el tiempo pasa, se hacen saltuarias y cada vez menos. Es cuando ELLA intenta reinstaurar la actividad sexual con la excusa de tener un hijo (la Luna conjunta con Plutón y en trígono con Mercurio); se rivigoriza de este modo las relaciones, pero sin éxito positivo.
Después de descubrir, a través de varios análisis, que el marido es la causa de la infecundidad (ya que su esperma son escasos de espermatozoide, que tienen una mínima capacidad de sobrevivir), inician a programar la sesualidad, por consejo del médico especialista, según las fechas de mayor probabilidad de fecundación. El marido siempre más irritado por la organización, programación y la racionalidad de ella (característicoen ella: Luna conjunta a Urano quinconcio a Saturno), tanto que lo lleva a escapar de la realidad, rechazando completamente la sexualidad. De este modo es como a ella la instigan hacia el sucedáneo.
Lo conoce casualmente durante el viaje, que precisamente ella hace para quitarse de encima el peso de la relación con el marido.
Se nota inmediatamente en la carta astral del sucedáneo que el Sol está en Arie, en la casa séptima, igual que el marido e incluso en el mismo grado y también la Luna, que está situada en Virgo en la casa doce, se encuentra negativa con Venus, situada en Piscis en la casa sexta. Presenta también el mismo Ascendente y por lo tanto las mismas casas. De hecho, nos encontramos con una persona que también está casada y que no rompe su situación legal, por la importancia que ésta da a la imagen: aspecto que encontramos también en la carta astral de ELLA. La sensibilidad y el galanteo que él usa, es la chispa que hace explotar la feminidad de ella, el hacerla sentirse mujer. Es magnetizada por su imagen histriónica fascinante y desenvuelta, propuesta por el trígono de Júpiter con Plutón, le da ese carisma y ese fáscino, que le hace tener éxito con las mujeres. Pero después de un irresistible periodo de pasión y sexo, los dos están obligados a volver a la realidad cotidiana. Esto para ella es un trauma, a tal punto que aleja al marido construyendo una invisible barrera que los separa. El marido, Arie, ante esta nueva situación se empeña e intenta obtener su sitio, inmediatamente empieza de nuevo a cortejarla y hacer sexo. Es así como ella se queda embarazada: consigue lo que deseaba. Estas dobles relaciones, le ha creado ansia, durante todo el embarazo, debido a la duda de la paternidad del hijo (Mercurio en la casa octava, consinificante Escorpión), busca el sucedáneo.
Si la Luna supuestamente está en aspecto disonante con Plutón (cuadrado y en oposición), tenemos delante una mujer que no se acepta así misma porque en su origen fue rechazada por la madre. Hace que tenga una relacion llena de conflictividad, entre amor y odio, creatividad y destrucción, que desemboca en una continua búsqueda de aprobación y confianza por parte de la mujer respecto a la figura materna, casi una bendición, que difícilmente obtendrá.
Las relaciones extraconyugales, de las que siente necesidad, pueden llegar a ser la chispa que provoque la destrucción del matrimonio o de la convivencia. La manera que tiene de seducir al sucedáneo oscilan entre dos tendencias opuestas, según se sienta o no aceptada. Cuando encuentra a un hombre que le gusta empieza a cuidar su aspecto, tal vez en forma exagerada, ya que no se siente nunca suficientemente guapa. Mete en evidencia su sensualidad innata y se pone en posición “dependiente”; es decir, lo escucha, lo secunda en las iniciativas, sexualmente se entrega de inmediato, aunque es ella la que lo llama, la que fija los encuentros, la que es activa en las relaciones carnales. Pero en el momento en el cual percibe que las relaciones empiezan a flaquear, entonces se ofrece a “servirlo” siempre más, a bombardearlo de telefonadas, mientras se abandona físicamente, hasta que la historia no termina.
La fémina, que en la carta astral, presenta la Luna unida a Saturno o situada en signos o casa saturnianos, como Libra - casa séptima, Capricornio - casa décima, Acuario casa onceava, busca el sucedáneo, en el momento que se siente traicionada por el marido porque las aspectativas depositadas en él desaparecen o porque éste ha pasado a ser sucedáneo de otra mujer. En un cierto sentido se confirma la simbología de “justicia” tan amado por Saturno y también la de fidelidad, porque para esta mujer el sucedáneo, que eligirá, será único y duradero en el tiempo. Una de las catacterísticas del planeta es la de tener en cuenta la existencia de los otros, de relacionarse con ellos mediante reglas o cargos; cuando esperan negativamente a Saturno; el sujeto se encuentra que tiene que combatir con la presencia de otras personas que le quitan el papel seleccionado: proyecta así sus frustraciones y las culpas del porque la relación no funciona con los demás.
El modo de seducir del Sucedáneo se caracteriza por la racionalidad; cuando la mujer encuentra al hombre que le atrae, intenta conquistarlo con una sonriza, con gentileza y con un comportamiento casi perfecto que la caracteriza. Cuida su imagen en el mínimo particular, la ropa interior, los vestidos etc. Cuando decide provocarlo, se divierte a ser sexi, a elegir las braguitas, el sujetador adapto a la situación, así como eligirá los regalos para él (lo que hará tantas veces) que ideará con su mente suavizandolos con el romanticismo. En general lo que más le gusta en las relaciones sexuales son los preparativos, más que el acto en si, porque difícilmente consigue abandonar la racionalidad; pero naturalmente depende de todo el conjunto de la carta astral.
de Carla Pretto, Rita Simeoni y Teresa Micheletti.
traducción: Isabel Jiménez Martín
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