Prematuro es todo lo que se hace antes de su tiempo: esta definición se aplica al que nace antes del termino de gestación, adquiere un significado de profundo sufrimiento, ya que lo obligan desde su nacimiento a luchar por la supervivencia. Es una criatura demasiado pequeña para vivir por si sola, debido sobre todo a la dificultad respiratoria, metabólica y alimentaria, todo ello característico de quien no ha podido estar el tiempo suficiente hasta completar su formación en el vientre materno. El término de la gestación depende de específicos y complicados mecanismos psicológicos y físicos, que forman parte de los padres, particularmente de la madre y de forma indirecta del padre. En todas las carta astrales maternas analizadas, la constante que se repite con frecuencia es la fuerte presencia de los valores “masculinos”: agrupación de planetas en Aries, en Capricornio y en Escorpión en la casa primera, o en la décima o en la octava, las cuales son respectivamente cosignificante. Los planetas masculinos por excelencia están situados en Aries y en Escorpión, sin embargo Capricornio, Saturno y Urano aportan racionalidad y determinación, haciendo al signo prestigioso, en vez de varonil. Marte es el planeta común a los tres signos, simboliza agresividad, fuerza, y da al individuo la fuerza y la voluntad de vivir y de reafirmarse, aunque de forma discontinua, A veces , hay una fuerte presencia del Sol o de Marte frecuentemente esperados por Saturno o por Plutón, mientras que la Luna es disonante o está aislada. Si estas características están presentes en la carta astral, la fémina acepta con dificultad el propio papel femenino, sobre todo entendido como “reina del hogar”, incluido también el de madre. Sin embargo tiene tendencia a ser una persona fuerte, segura, acostumbrada por experiencia, desde muy joven , a contar sobre los propios recursos, a ser independiente; así que sus objetivos principales son el trabajo y la autonomía personal, que la gratifican, entre otras cosas porque las consigue fácilmente. Esto comporta una humillación a la feminidad, que se manifiesta en las relaciones afectivas y que alcanza su culminación al ser madre. El sentido de “culpa” de no ser o de no sentirse “femenina”, aunque inconscientemente, se deduce de como afronta la relacion de pareja y de la familia en modo ambiguo y discontinuo. Estas mujeres, eligen como pareja a personas que aparentemente parecen fuertes y seguras de si mismas, pero que en lo más profundo nutren angustia sobre la propia virilidad y esta inseguridad, las lleva a vivir la parte femenina como punto de apoyo y forma de estabilidad, capaz de aportarles una referencia concreta. Los aspectos que con más frecuencia se encuentran en la carta astral, son la cuadratura o la oposición de Plutón o Saturno en Marte. No obstante, lo más interesante que hay que analizar, respecto a un nacimiento prematuro, son los tránsitos de los planetas lentos en la carta astral de la madre (Plutón, Neptuno e Urano), pues acompañan al embarazo desde el inicio hasta el final y también el periodo sucesivo, ya que el prematuro condiciona fuertemente la vida de la madre y de toda la familia. En casi todos los casos analizados, cuando la madre se queda embarazada, el tránsito que se verifica casi siempre es el de Plutón en cuadratura o en oposición a la Luna radical; la lectura más evidente y que las confirma ellas mismas, es el problema de como la mujer vive en ese momento la propia feminidad. Casi siempre se siente mermada por su pareja, en parte abandonada, no consigue encontrar gratificación personal ni profesional; se siente “una criada” subordinada a su pareja y a su familia. No se descarta la posibilidad de que puedan presentarse problemas de pareja, por ejemplo infidelidad del marido. En este caso la mujer siente la necesidad de hacer o de crear algo para reforzar la unión y adquirir de nuevo importancia ante los ojos del marido, y al mismo tiempo tener a alguien en quien versar su amor y su afecto. Es una necesidad consciente mirada a tener hijos, y no inconscientemente como indica Plutón en la simbología de creatividad y de fertilidad, que si se interpreta negativamente se transforma en una dificultad de crear, incluso en una destrucción. Este aspecto afecta a la Luna “mujer–madre”, impidiendo un embarazo, facilitando el aborto o haciendo difícil la gestación. Neptuno, en su simbología de líquido amniótico, cuando transita con aspectos negativos sobre la Luna natal de la madre puede hace que se produzca una cantidad inadecuada del líquido, haciendo posible que repercuta negativamente en el bebé. Un exceso puede causar un alto porcentaje de malformación fetal, mayormente en el aparato digestivo. En cambio, la carencia está relacionada a una insuficiencia funcional de la placenta o a una malformación fetal a nivel renal y afectando a la función respiratoria. Urano expresa tecnología, que en los últimos decenios, gracias a la ecografía y a la amniocentesis, ha permitido que se pueda visualizar el feto, y poder saber no solo el sexo sino también reconocer, precozmente, posibles patologías genéticas. Si el tránsito del planeta es negativo, se crea la insertaza de si hacer o no la amniocentesis, por miedo a abortar en esta prueba, ya que dicha prueba puede provocarlo. Esto adviene si Marte transita negativamente. Hasta los años 50, los niños que nacían antes del tiempo, se verificaba una especie de “selección natural”; es decir, se salvaban sólo los que nacían después de los siete meses porque, aunque con cierta dificultad, eran en grado de vivir autónomamente. Los únicos remedios que los padres podían adoptar eran crearles una especie de “nido” hecho con guata, forrando una caja, una maleta; es decir, cualquier remedio casero con tal de protegerlos. Le suministraban la alimentación con una cucharita o con un cuentagotas, dado que el prematuro no es capaz de mamar. A finales de los años 50, la tecnología (Urano) cada vez más avanzada dio vida a la incubadora que ha conseguido aumentar el porcentaje de supervivencia. Ésta está formada por un motor que, gracias a unos censores, calienta y mantiene la temperatura corpórea entre los 37º, teniendo en cuenta que el neonato no es capaz de regular o mantener autónomamente la propia temperatura, y esta regulación es de vital importancia porque la disminución, sólo de pocas líneas, puede causar alteraciones metabólicas graves, como estado de acidosis metabólica que podría provocar la muerte del neonato. Es también fundamental conseguir mantener la humedad suficiente en el aire para evitar lesiones graves a la piel o a la mucosa, que facilitaría la provocación de infecciones. Si el calor del aire en el interior de la cuna no es suficiente se recurre al uso de colchoncitos térmicos que contienen en su interior líquido. La cabeza se envuelve con paños calientes, externamente recubierta con papel de aluminio para evitar la dispersión de calor: es el punto más voluminoso del cuerpo y por consiguiente el de mayor dispersión de calor. Cuando es necesario, la alimentación se suministra a través de una sonda pequeña que llega hasta el estómago, bien por la boca o por la nariz. Como están constantemente controlados, de consecuencia están siempre iluminados por luces artificiales, por ende no perciben diferencia entre el día y la noche creando una alteración en el ritmo del sueño-vigilia, con posible repercusión en las segregación hormonal. El prematuro está obligado a recorrer este camino que astrológicamente se localizan en el eje de la casa segunda-octava, Tauro-Escorpión. La casa segunda simboliza la edad del individuo que va desde cero a tres-cuatro años, periodo en el cual viven en simbiosis con la madre, fuente de su nutrición, de su bienestar y por lo tanto de la propia sobrevivencia. En Tauro, cosignificante de la casa segunda, encontramos los planetas Júpiter, Venus y X. Júpiter simboliza la alimentación, la palabra, introducción serena a la vida, la salud, y aquí está en exaltación. Venus está situado en domicilio base y representa la afectividad que se manifiesta en prodigar caricias, en dar comida y en ofrecer todas las comodidades esenciales. X, situado en domicilio primario, representa el útero, la casa primordial de cada individuo, donde se siente protegido y seguro. No por nada, en los prematuros la casa segunda está siempre poblada de planetas o constituye un punto familiar, desde donde salen los aspectos de la carta. La construcción del “nido” que, aunque si en el tiempo ha modificado su forma, según el progreso de la técnica no es otro que recrear el seno materno, que de adulto será ese “territorio” tan querido e indispensable al Tauro para vivir y para sentirse seguro. Analizando los valores Tauro, característicos de la casa segunda, especialmente si es disonante o poblada de planetas agresivos, como Plutón o Marte. Podemos profundizar todo el trayecto obligatorio del prematuro. Las disonancias de Júpiter afecta a la alimentación: el bebé nace pequeño y cuanto menos pesa menos leche materna asume porque no es capaz de digerirla; y aunque si pesara más no sería capaz de mamar, por lo que es privado del placer y del calor que le trasmiten afecto. En cuanto a la simbología de palabra, Júpiter disonante influye sobre el recién nacido, el cual obligado al aislamiento no siente voces conocidas, sobre todo la de la madre a la que estaba acostumbrado en su vida intrauterina. Esta privación podría influir en el lenguaje, es decir, que desarrollase algún retraso. El planeta está mal aspectado también en la simbología de la vista, pues el recién nacido pasa bruscamente de la oscuridad profunda del útero a un ambiente iluminado ininterrumpidamente (veinticuatro horas). La afectividad de Venus no es posible percibirla porque el calor de las manos de la madre que lo acariciaría, lo lavaría, lo cambiaría, lo alimentaría etc... es sustituido por manos extrañas de médicos y de enfermeras; a veces para sacarle sangre o para aplicarle la aguja de un suero. La disonancia de X es evidente en la simbología de útero, de contenedor del feto que no ha sido posible asegurarle hospitalidad adecuada hasta su completa formación; no lo ha protegido, por el contrario lo ha expulsado, quizás porque es estimulado a no llevar a término su obra. La casa octava, cosignificante Escorpión, presenta las simbologías de muerte, herencia y de hereditario, de transformación del renacer que sucede después de la destrucción. Los planetas situados en el signo son Marte en domicilio base, Mercurio en exaltación y Plutón en domicilio primario. Marte representa la cabeza, como parte física se encuentra sobre todo en el signo de Aries; en Escorpión se interpreta como cerebro, como máquina genética que pone en marcha y coordina los mecanismos del cuerpo y del pensamiento. Marte y Plutón juntos producen la energía vital, el empuje necesaria para activar el organismo. Mercurio implica su funcionamiento, ideando y transmitiendo los datos que desde el cerebro se ramifica por todo el cuerpo, consumiendo la energía que los otros dos planetas ponen a su disposición, de aquí la importancia real y simbólica de la cabeza, que en el individuo es el punto principal, no por nada en el nacimiento es lo primero que sale, es la masa más voluminosa del prematuro, el punto de mayor dispersión de energía calórica y es donde recibe las primeras atenciones médicas. Cuando Marte se encuentra mal aspectado se da un alto porcentaje de defunción por hemorragia cerebral. Mercurio, cuya simbología más inmediata es la percepción, se encuentra mal aspectado e impide que llegue al bebé los ruidos exteriores, las voces, que lo estimulan a aprender a hablar y a comunicar; se cruzan la negatividad de los dos planetas: Júpiter y Mercurio. También la mercurial movilidad es golpeada, obligando al prematuro a la inmovilidad de la incubadora donde le inmovilizan las manitas y los piecitos para evitar que se quite la sonda. Plutón simboliza y testículos, contenedores de líquido seminal, necesario para concebir la vida y la energía vital. Si está mal aspectado, como se nota en la gran mayoría de las cartas astrales de los prematuros, indica una potencialidad vital no completada que es característico de quien no se siente completamente aceptado, a nivel inconsciente, y por lo tanto obtiene una sensación de suspensión de frágil equilibrio entre la vida y la muerte. En las cartas de los prematuros, aparte de la simbología de Tauro-Escorpión en la casa segunda-octava, se advierte una prevalencia de valores mercurianos, debido a la presencia de planetas luminarios en Géminis o en la casa tercera que presentan disonancias. Estas valencias inducen a la brevedad, a la movilidad, a la capacidad de oír; pero sobre todo influyen en la respiración, que podría ser el problema más importante del prematuro. Otra casa poblada o que será importante es la casa doce porque Neptuno está fuerte en la carta astral, cosignificante Piscis, cuyo significado de aislamiento, de diversidad, de necesidad de afrontar retos en la vida, se adapta perfectamente al prematuro, cuyos primeros años de vida se caracterizan por todo esto. Son considerado diferentes, sobre todo por los propios padres, debido al retraso de los primeros años de la infancia. Esta sensación les quedará profundamente gravada, durante toda la vida. Otros, si de pequeño han sufrido por un particular “handicap”, de adulto han sabido exorcizarlo a tal punto de transformarlo en su mejor cualidad. También la casa quinta, cosignificante Leo, que simboliza la vitalidad y la energía del individuo, si está llena o estimulada por planetas, es importante a la hora de leer la carta astral de estos recién nacidos; de hecho, la capacidad vital es el empuje innato esencial al momento de determinar la sobrevivencia o no del bebé: ni la falta de peso, ni la brevedad de la gestación influyen de forma perentoria.
La vida de Diletta empieza con una carrera hacia un hospital bien equipado y con la sirena a todo gas: la niña pesa 1,300 Kg., es asfíctica, tiene necesidad de cuidados médicos inmediatos. La colocan dentro de la incubadora, administrandole dosis elevadas de antibióticos. después de dos meses y medio le dan de alta, cuando llega a pesar los 3,500 Kg. En casa prosigue el aislamiento, Diletta tiene que estar en una habitación aislada para manter la esterilidad, porque el porcentaje de posibilidades de que pueda coger infecciones es tan alto que sólo la madre y la niñera entran para cuidarla (Neptuno en Escorpión en la casa cuarta, conjunto a la Luna, en cuadratura al ascendente y al Médium Coeli). A los siete meses empieza a relacionarse con los otros componentes de la familia, a socializar con los hermanos. Todas las etapas evolutivas normales, son para ella más lentas: empieza tarde a caminar, la dentición es tardía, habla a su modo. Tan sólo a los cuatro años la madre se da cuenta que cuando se le llama no responde. Observándola más detenidamente se da cuenta que la hija oye poquísimo, varias visitas médicas confirman la pérdida auditiva por lesión en el nervio acústico, debido a las grandes dosis de antibióticos asumidas después del nacimiento. De este modo emprende un doloroso periodo de peregrinaje de un médico a otro, recurriendo a varios tipos de prótesis intentando el remedio ideal. Se hace necesario que asista a una escuela especial para aprender a hablar, y continua ejercitación delante del espejo. Todas estas “violencias” que Diletta ha tenido que afrontar para vencer su problema lo desafía con gran determinación, con una gran energía vital recibida de Plutón en Virgo en la casa segunda que forma sextil con el Sol en Cáncer, en la casa undécima y de la doble conjunción con Marte y Urano en Virgo, con Marte situado en la casa segunda y Urano en la casa primera; el trígono que Plutón y Urano forman con el Médium Coeli favorece el éxito y el logro de la propia autonomía personal. Ella rechaza todas las privaciones que tuvo que afrontar en los primeros años de vida, cuando era pequeña, si por cualquier motivo sus amigas no podían ir a su casa a jugar, Diletta se ponía mala y le venía la fiebre. De mayor, se rodea de amistades solicitada por la presencia de Sol, Mercurio y Venus en casa undécima; la Luna en la casa tercera influye en las muchas relaciones, perteneciente y estimuladas por el trabajo que hace: en el sector de las relaciones públicas, cuyos dos elementos son el oído y la palabra. Aún hoy odia los espejos; en su casa casi no hay, como indica la Luna en Escorpión, cosignificante de la casa octava. Es una persona dinámica, muy activa y brillante, su ritmo a pasado de lento a rápido, como quiere Mercurio, su planeta dominante. Por debajo de las 23 semanas de gestación, el organismo no funciona por completo, sobre todo los pulmones que no han completado su desarrollo, por lo tanto dada la incapacidad de respirar por si solo, el prematuro tiene que ser intubado, acción que tiene que realizarse rápidamente, en pocos segundos y sin recorrer a la anestesia, de forma traumática y dolorosa. El respirador al que el recién nacido es conectado, si de una parte le permite vivir, de otra, si se prolonga en el tiempo, le puede producir daños que en algunos casos son irreversible. Además, el elevado porcentaje de oxigeno que contiene el componente que respira, crea un cambio en la estructura de los pulmones provocando fibrosis que perjudica la elasticidad del pulmón, hasta los cuadros más sintomáticos de broncodisplasia. Se trata de una total protección de la anatomía pulmonar. Los prematuros que he analizado (nacido de 23 a las 30 semanas de gestación) presentan factores comunes; por ejemplo todos son gemelos, de los cuales el primero que nace casi siempre es el más delgado y es el que sobrevive, el segundo muchas veces se presenta podálico y es el que casi siempre muerel. El nacimiento se produce a intervalo de ocho o al máximo quince minutos uno del otro, esto significa que todos los planetas se encuentran situados en los mismos grados, incluso la luna a pesar de ser el planeta más rápido, la diferencia de minutos en el momento del nacimiento constituye el único elemento de diferencia, la diferencia de algún grado del Ascendente hace que se desplace el mismo planeta en casas diferentes, casi siempre se trata de dos luminarios, seguidos de Marte y de Venus. Las casa en las cuales se verifica con preferencia esta diferencia son la sexta y la séptima, la quinta y la cuarta, a veces la primera y la duodécima. Normalmente el prematuro que sobrevive presenta el planeta en la quinta o en la primera (casas vitales), donde el Sol y Marte son dominantes o en la séptima que está opuesta a la primera, donde el planeta se encuentra unido a Marte o se encuentra en el signo de Aries. En la carta del gemelo que muere, el planeta se encuentra situado en la casa cuarta o en la duodécima, sectores más frágiles, donde la Luna domina o en la casa sexta opuesta a la duodécima, donde el planeta está sofocado. Otro punto en común es la disonancia de Plutón al Sol o a Venus en el eje géminis-Sagitario; es decir, en la casa tercera, en la casa novena, o en casa quinta.
Daniela y Cristina (nacidas en 30 semanas de gestación) pesan respectivamente de 1,900 y 2,000 Kg. A parte del poco peso, por lo que la meten en la incubadora, Daniela que es la primera al nacer, no presenta ningún problema, ni respiratorio, ni de otro tipo (la Luna, situada en Géminis, es esperada positivamente).
Sin embargo el nacimiento de Cristina es dramático, la niña es podálica y el médico consigue sacarla hasta los hombros; pero la cabeza, en el momento de la expulsión encuentra dificultad, causándole lesiones cerebrales a la recién nacida. Esa misma noche fallece. De nuevo encontramos en la carta astral de ambas una diferencia de 6º en la posición del Ascendente, en la de Cristina sitúa Marte en la casa sexta, donde la energía del planeta está frustrada y muy dominada. Sin embargo, Marte en la carta astral de Daniela se encuentra en la casa séptima, cosignificante Libra, donde encuentra afinidad de elementos con la Luna radical en Géminis. Encontramos la disonancia de Plutón en Virgo en la casa octava, con Sol y Mercurio en Piscis en la casa segundam precisamente el eje segunda-octava se encuentran en los signos Piscis-Virgo. Daniela vive el drama del nacimiento más a nivel psicológico que físico; de hecho, durante los primeros años de vida cada noche la madre en vez de cantarle una nana llora la muerte de Cristina, también la raras veces que visita la tumba de la hermana lo vive con angustia y desconsuelo. Daniela consigue revelarse a tan sólo siete años. Todos los cumpleaños los ha vivido con el espectro de la hermana muerta, albergando en lo más profundo un cierto sentido de culpa por ser ella la que está viva, por haber sido ella la que rompió el saco amniótico, provocando el nacimiento prematuro. Este condicionamiento ha sido la base de su elección profesional: se licencia en medicina, se especializa en patología neonatal. Cuando tiene que nacer un prematuro actuar con rapidez a la hora de entubarlo, demuestra una gran lucidez en las operaciones al ayudarlo; intuición y fuerza interior la ayudan a la hora de decidir los tratamientos aptos para salvar a los prematuros, más aún si son los segundos al nacer y así consigue exorcizar sus fantasmas.
traducción: Isabel Jiménez Martín