Desde el primer momento que encontré a Lisa Morpurgo, a quien considero, y no sólo yo, la mejor astróloga italiana, lo que más me llamó la atención fue su dualidad. Más tarde, he podido notarlo también en la pocas cartas que nos hemos intercambiado. Además, se advierte esta dualidad en sus libros y en su gráfico natal.
Lisa Morpurgo, nació en Soncino, provincia de Cremona, el 19/05/1923 a las 9:30 h. Por lo tanto, es Tauro con ascendente Leo, combinación que crea algunas tensiones entre la individualidad (predispuesta a buscarse los bienes primarios y satisfacer la necesidad interior de calor y serenidad) y como se presenta (propensa a hacer prevalecer con seguridad las propias ideas, el propio Yo). La conjunción de la Luna-Plutón, situada en Cáncer en la casa 12ª que recibe la cuadratura de Saturno, exaltado en Libra en la casa 3ª; cuadratura que, por efecto locomotora, afecta al luminar. Además la conjunción forma un trígono con Urano, situado en Piscis (exaltación de la Luna, domicilio: Neptuno) en la casa 9ª y también trígono con Júpiter, situado en Escorpio en la casa IV, consignificante Cáncer, domicilio: Luna.
En este maravilloso triangulo a estrella predominan los valores lunares-neptunianos, los cuales reflejan la enorme sensibilidad de Lisa, que a veces se puede transformar incluso en previdente. Una perceptibilidad que le permite absorber todas las emociones que la llevan a recorrer caminos insólitos, pero también la hacen sentirse prisionera; de hecho, ella misma escribe: “... me encuentro constantemente condicionada por el cariño, los recuerdos y por el temor de hace daño a alguien”.
Esta sensibilidad, la transporta a buscar otros horizontes más amplios, desde los cuales, gracias a la conjunción del luminar con Plutón, conseguir materializar, crear y dar vida a nuevas teorías astrológicas. Estas valencias lunares-neptunianas chocan, debido al fuerte Saturno en Libra que permite a Lisa encauzarla positivamente, ya que forma trígono con Mercurio en Géminis, señor de la casa 3ª, estimulándola a poner por escrito y por lo tanto a concretar todas sus intuiciones, probando una y otra vez, hasta que el discurso tenga una lógica y resulte perfecto, como un rompecabezas donde cada pieza esté en su sitio. En esto me refiero a la estupenda disposición que ella da a los domicilios, a las exaltaciones y a su teoría de la existencia de otros dos planetas. La cuadratura que Saturno forma con la conjunción Plutón-Luna, es la que le crea la dualidad interior, que se puede ver también en su comportamiento. Las emociones propias y ajenas calan en ella fácilmente, gracias a la influencia de la hipersensible Luna que hace que tenga una actitud de disponibilidad hacia los demás, incluso arriesgándose a perder, pero Saturno se lo impide. El planeta en su simbología de relaciones con los demás (Libra en la casa 3ª) la lleva a tener una actitud defensiva hacia el exterior, mantiene una cierta distancia con las personas y les impide que formen parte de su esclusivo cícurculo, donde se siente segura, estrategia típica de los tauros. Si alguien intentaba acercarse, se defendía con una actitud dura, desagradable e incluso despreciable (Saturno negativo), evidenciaba la debilidad o los errores de sus interlocutores, y de este modo dejaban de intentar de nuevo acercase.
“Mi mal carácter es una leyenda, que no corresponde a la verdad, pero ésta se alimenta de una mala costumbre muy difundida; es decir, la convicción de que basta interpelar a una persona un poco conocida, como yo, para que esté obligada a escucharla. Una actitud bastante infantil, me crea. La notoriedad, y sobre todo la notoriedad astrológica, desencadena un numero tal de preguntas que obliga a autodefenderse para poder sobrevivir”.
La cuadratura de Saturno con Plutón-Luna indica la imposición a la que se ha visto obligada a adaptarse y que le ha procurado algunas frustraciones mentales, percibidas en sus libros.
Lisa se licenció en filología en el 1944 en la Universidad de Milán y trabajó para la editorial Longanesi como traductora: hablaba bien cuatro idiomas, gracias a su precioso Júpiter radix, que forma también quinconcio disonante con Mercurio y con Medio Cielo, y más tarde consigue, la responsabilidad de los derechos extranjeros en la Editorial para la que trabajaba. Cuando estaba traducíendo un texto de François-Régis Bastide sobre los retratos zodiacales, se despertó en ella una gran curiosidad por la astrología.
Se puso en marcha en el 1968 con su primera novela “Madame andata e ritorno”, al que le siguió en el 1975 otro libro de ciencia ficción “Macbarath”, pero el éxito le llega de la mano de la publicación de “Il Convitato di Pietra” en el 1979, considerado su mejor libro.
A pesar de que era consciente de la importancia de sus innovaciones astrológicas, que han marcado una línea de demarcación entre la astrología clásica y la actual, en sus libros se percibe su incomodidad interior, causado, tal vez por el deseo frustrado de ser una escritora de narrativa y el devenir en realidad una escritora de textos astrológicos, considerado por muchos intelectuales, aún hoy, un género secundario. Con el mismo ímpetu con el que se defendía, demostraba la base científica de la astrología, y esto se nota en la rigurosidad y rigidez de lenguaje que a veces usa, casi como si quisiera decir, inconsciente o no, “realzando a la Astrología me realzo a mi misma”.
Llegó a declarar: - He entregado hace algunos días a mi editor, “La natura dei tránsiti” y será mi último esfuerzo astrológico. Desde ahora en adelante, me dedicaré exclusivamente a la narrativa, de lo que se alegran enormemente mis amigos escritores (que son muchos), con los que podré por fin hablar de Tolstoi, de Anacreonte, y de Proust y no tener que seguir más con las semianalfabetas que me hablan de Lunas rojas y negras. Y si alguien se atreve a quejarse, podré alegremente citar una frase de Molière: “Tu l’as voulu, George Dandin” (Lo has querido, George Dandin).
Esta frustración (Saturno cuadrado a Plutón-Luna), creo que es lo que ha hecho que ella tire hacia delante y la estimule, le de fuerza y creatividad (Plutón en trígono a la Luna), esa gratificación mental (Saturno trígono a Mercurio) que recibe cuando comprueba la veracidade sus intuiciones, su principal estímulo para continuar.
traducción de Isabel Jiménez
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